JUAN JOSÉ BECERRA

Macri-Massa-Scioli: la indolencia, la ansiedad y la paciencia

Mundo PRO. Anatomía de un partido fabricado para ganar
de Gabriel Vommaro, Sergio Morresi y Alejandro Bellotti,
Planeta, 2015, 512 págs.

Massa. La biografía no autorizada
de Diego Genoud, Sudamericana, 2015, 288 págs.

Scioli secreto
de Pablo Ibáñez y Walter Schmidt,
Sudamericana, 2015, 320 págs.


En 1998, Carlos Menem advirtió la imposibilidad de seguir retor­ciendo a gusto a la Corte Supre­ma de la Nación para que habi­litara su segunda reelección presidencial y vio en Palito Ortega un sucesor que en­cajaba naturalmente en los intercambios entre política y mundo del espectáculo por los que tenía cierta adicción y, para qué negarlo, buena parte del electorado también.

Ortega era un cantante popular en retirada que ya había sido gobernador de Tucumán, y la pobreza de su origen le daba un halo que producía el efecto de un peronismo moral, aunque saliera a cursar la ruta posideológica de su mentor, quien le formó un grupo de asesores integrado por Daniel Scioli, Sergio Massa, Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli. Los dos últimos integran la fórmula de aspi­rantes a suceder en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a Mauricio Macri, quien disputará con los dos ante­riores la Presidencia de la Nación.

La anécdota –que por ramplona no deja de ser una partícula de historia ar­gentina– está referida en Massa, de Diego Genoud, en Scioli secreto, de Pablo Ibáñez y Walter Schmidt, y en Mundo PRO, de Gabriel Vommaro, Sergio Morresi y Ale­jandro Bellotti. No es el único momento de esta bibliografía en el que los tres can­didatos parecen salir del mismo huevo. Consignemos dos más. En uno de ellos, descripto en el libro de Ibáñez y Schmidt, vemos a Daniel Scioli y a Karina Raboli­ni, en 1996, compartiendo el sol de Por­to Rotondo, en el norte de Cerdeña, con Mauricio Macri y su novia de entonces, Daniela Urzi, Francisco de Narváez y su mujer Agustina Ayllón, en un triángulo que tuvo todos los componentes de una ranchada de jet set y que luego continuó con los años acercando o separando sus vértices en su versión política cuando Macri y De Narváez se asociaron y rom­pieron, cuando Scioli tomó en su gobierno a colaboradores de De Narváez, cuando un hermano de Scioli trabajó para De Nar­váez o cuando Macri aprovechó la decisión de Scioli de ser gobernador de la provin­cia de Buenos Aires para ser jefe de Go­bierno de la ciudad.

Si desea leer la nota completa, suscríbase.