En la larga historia de la desinformación, el brote actual de noticias falsas ya se ha asegurado un lugar destacado gracias a Kellyanne Conway, asesora personal del presidente Donald Trump, quien llegó a inventar una masacre en Kentucky para reivindicar la prohibición de ingreso a viajeros de siete países musulmanes. Pero la mezcla de hechos alternativos no es rara, y es posible hallar el equivalente de los sueltos y los tuits venenosos de hoy en día en la mayoría de las épocas históricas, remontándose hasta la Antigüedad.
Procopio de Cesarea, el historiador bizantino del siglo VI, produjo una gran cantidad de información dudosa conocida como Anécdota, que mantuvo en secreto hasta su muerte, con el fin de manchar la reputación del emperador Justiniano luego de haberlo idolatrado en sus historias oficiales. Pietro Aretino trató de manipular las elecciones pontificias de 1522 escribiendo sonetos malintencionados sobre todos los candidatos (excepto el favorito de sus mecenas, los Médici) y pegándolos en el busto de una estatua conocida como Pasquino, cerca de la Piazza Navona, en Roma, para que el pueblo los contemplara. La “pasquinada” se convirtió luego en un modo común de difundir noticias ofensivas, en su mayoría falsas, sobre figuras públicas.
Aunque las pasquinadas nunca desaparecieron, en el siglo XVII fueron sucedidas por un género más popular, el canard, un tipo de noticias falsas difundidas en las calles de París durante los siguientes doscientos años. Los canards eran volantes impresos que a veces incluían grabados destinados a captar la atención de los crédulos. Uno muy exitoso de 1780 anunciaba la captura de un monstruo en Chile que, según se decía, estaba siendo transportado a España. Tenía la cabeza de una furia, alas de murciélago, un cuerpo gigante cubierto de escamas y cola de dragón. Durante la Revolución Francesa, los grabadores insertaron la cara de María Antonieta en las viejas placas de cobre y el canard adquirió una nueva vida, esta vez como propaganda política intencionalmente falsa. Aunque no es posible medir su impacto, contribuyó desde luego al odio patológico a la reina, que llevó a su ejecución el 16 de octubre de 1793.
Le Canard Enchaîné [El pato encadenado], un periódico parisino que se especializa en primicias políticas, evoca esta tradición en su título, que podría traducirse en sentido figurado como “sin noticias falsas”. En febrero de este año publicó una noticia sobre la esposa de François Fillon, el candidato de la centroderecha que había sido favorito durante la actual campaña presidencial. Madame Fillon, “Penelope” en todos los periódicos, recibió presuntamente un abultado salario del Estado durante varios años por desempeñarse como “asistente parlamentaria” de su marido.